Proceso de instalación

Durante la fase de construcción de nuestra infraestructura urbana actual, fue necesario contar con un gran número de empleados en la obra.

Las zanjas se excavaron a mano, las tuberías se descargaron en las zanjas sin medios de elevación mecánicos y se instalaron manualmente grandes cantidades de arena y material de relleno.

El material de tubos más utilizado fue el hierro fundido; las conexiones de tubos se sellaron con cuerdas de cáñamo y plomo de relleno.

Actualmente, más de 100 a 120 años después, es necesario sanear y renovar las redes de tuberías instaladas en aquel momento.

Hoy en día, el denso tráfico puede circular en varios carriles solo en las calles en las que antiguamente había espacio suficiente para los paseos de los peatones y para los elegantes carruajes. Los vehículos estacionados obstruyen los arcenes, por lo que los vehículos de reparto suelen detenerse en doble fila y causan más problemas en el tráfico.

Si los trabajos de saneamiento y renovación tuvieran lugar en una red de tuberías situada en una zanja abierta convencional, el tráfico colapsaría por completo, y los costes adicionales por retrasos, emisiones de gas y ruido y las pérdidas de ingresos debido a la obstrucción de lugares públicos repercutirían sobre todos.

Por tanto, es lógico que el desarrollo del método de tuberías sin zanja tenga su origen hace 30 años en las aglomeraciones de los países industrializados, inicialmente en la renovación y la instalación de alcantarillas, situadas, por lo general, en el inferior de los niveles de tuberías bajo la superficie.

Este desarrollo pronto se extendió cada vez más a la renovación y saneamiento de tuberías de agua potable y de gas.

Surgió una división de construcción sin zanjas con tecnología de máquinas especiales, procesos de instalación, reglamento técnico y, por supuesto, con las tuberías aptas para los procesos de instalación sin zanjas.